«La concesión de derechos políticos a la mujer, transformará hondamente la condición social de los pueblos. Cómo, no es posible concebirlo, pero es indudable que será para su provecho, pues los errores de la inexperiencia, pronto quedarán compensados por el beneficio que aportarán las cualidades femeninas, al fundirse en un mismo propósito, con las del hombre […] Por lo que a nosotros se refiere, pienso que la mujer, dueña de los derechos políticos en toda su amplitud, dará al mundo el ejemplo que ha dado siempre que su intervención se ha hecho sentir en cuestiones de trascendencia; que hemos de confiar en el resultado de cuatro décadas de instrucción pública, inspirada en principios universales […] Consigamos la ley y trabajemos para conseguir que la mujer haga uso de ella con todo el vigor de su personalidad.»
ESTUDIO Y TRABAJO,
Montevideo, 1933.